Como último ejercicio de clase de este cuatrimestre hemos tenido que elegir un animal y reproducir su cabeza. Cosas a tener en cuenta: la actitud, texturas y el corte, a parte de las cosas evidentes como proporciones,...
Mi opción fue el caballo, animal que siempre me ha gustado especialmente.
El trabajo previo consistía en una investigación breve de las asociaciones, simbologia, mitología y símbolo del animal elegido. También debíamos realizar un boceto en plastilina y dibujos a lápiz de la pieza.
Teoría sobre el caballo.
El caballo es una animal cuyo uso ha sido de gran utilidad para el hombre desde tiempos remotos. En el antiguo Egipto, Babilonia o Siria se empleaban principalmente para el tiro de carros armados. En la Edad Media cumplían un papel central en la sociedad utilizándose tanto para guerras, agricultura, transporte en general y ocio (muchos juegos medievales tenían al caballo como protagonista, como los torneos y las justas). El caballo en esta época representaba cierto prestigio social, ya que el costoso mantenimiento del animal impedía que las clases no pudientes los poseyeran. Hasta la llegada de la industrialización desempeño un importante papel en la economía de numerosos países convirtiéndose en símbolo de riqueza de los mismos. Hoy en día, el uso del caballo también se encuentra en diversas actividades, como la agricultura, el espectáculo, el deporte,… De manera más peculiar y simbólica se encuentra en otras culturas, por ejemplo, los chamanes cumplen un ritual a la llegada de su muerte, y es atar al caballo a su lecho de muerte para que guíe sus almas en el último peregrinaje.
La representación del caballo es probablemente de las más antiguas, apareciendo ya en las pinturas rupestres del Paleolítico. Desde entonces, innumerables han sido las asociaciones y símbolos que a este animal se le han atribuido, variando según las culturas.
Para la mitología griega, el caballo blanco constituye la representación del vigor, la fertilidad y la juventud, connotaciones todas ellas positivas. Por ejemplo, el caballo alado Pegaso, simboliza la luz, la fuerza y la alegría. Por otro lado, en los seres mixtos (parte humana y parte animal, como el centauro) la parte animal solía identificarse con la tiranía incontrolada de los instintos.
En la simbología cristiana encontramos una ambivalencia en lo que a este animal se refiere. El caballo blanco, por ejemplo, alude por un lado al Cristo Triunfador y a la victoria de los mártires sobre el mundo, y por otro a uno de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.
De significado ambiguo pues está dotada la figura del caballo, sinónimo de lujuria y soberbia en ocasiones, de magia, transformación, belleza, nobleza, majestuosidad y vitalidad en otras. También en su aspecto negativo los caballos se consideran una representación de la muerte como lo serían la guadaña o el esqueleto (son abundantes en este sentido las apariciones del caballo en la literatura y cultura occidentales). Para Eliade es animal funerario, para Stienon es símbolo del movimiento cíclico de la vida. En la memoria de todas las culturas se le asocia a las tinieblas del inframundo mundo del cual surge siendo portador de vida o muerte. En el Asia Central se conserva en la tradición la imagen del caballo, cuyos poderes misteriosos suplen a los del hombre, allí donde los de este se detienen, en el umbral de la muerte. En oriente, tanto en los textos búdicos como en los hindúes, los caballos son sobretodo símbolo de los sentidos que transportan al individuo cuando la consciencia no impone su rumbo. El caballo es la montura de Budha, de Kalti, de Mahoma. En el hinduísmo, Vishnu, en su décima encarnación, es un caballo blanco, el mismo que un día aparecerá para romper la tierra con su casco a fin de que brote el tiempo de la virtud y de la pureza. En el templo de Nikko, en Japón, es venerado el caballo blanco de Iyegas. Los tibetanos daban culto a Kannon, dios con cabeza de caballo. Los musulmanes dicen que Alá subió al paraíso a lomos de un caballo. Los galos tenían a la diosa Epona, de características parecidas a la Cibeles griega, que aparece sentada con la mano apoyada sobre la cabeza de un caballo.
En otros ámbitos como el psicoanálisis en cambio, el caballo es símbolo del psiquismo inconsciente.
Han existido innumerables ritos en los que se hacía partícipe principal a este animal. En el Imperio Romano se les cortaba la cola con la creencia de que este hecho les proporcionaría buenas cosechas. Los antiguos escandinavos solían sacrificar un caballo intentando encontrar en sus vísceras signos que les permitieran elegir bien. También en China se inmolaban caballos (en sus leyendas se habla del Señor de los establos del cielo en el que hay caballos blancos como el hermoso Tang Seng).
El empleo de este animal como símbolo también ha sido muy extendido y variado. Encontramos representado este animal también en elementos como la heráldica de la cultura occidental, donde se identifica con el valor para la lucha en la mayoría de las expresiones. En los ritos chamánicos acostumbran a usar un bastón acodado en forma de caballo para que les conduzca.
Otras asociaciones iconográficas para el caballo en la actualidad las encontramos en elementos como las marcas comerciales (por ejemplo Ferrari), la publicidad,… siempre denotando características positivas como fuerza, poder y potencia.
Dicha afluencia de referencias simbólicas a lo largo del tiempo y en todas las culturas hacen que se considere al caballo como uno de los arquetipos fundamentales del ser humano.
Hacemos el armazón como ya conocemos (vástago, estructura de alambre y malla de gallinero) y barro...muuuucho barro.
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